lunes, 6 de diciembre de 2010

015 Ser madre y padre

En poco tiempo te das cuenta de lo mucho que va a cambiar tu vida, pero realmente quizá no tanto como se dice por ahí: “Aprovecha ahora, que cuando tengas hijos ya no podrás hacer nada”. Todo es cuestión de lo que crea uno, las ganas que tenga de hacer cosas y los miedos y limitaciones que él mismo se impone.

A menudo solemos ver extranjeros (personas con una mentalidad diferente a la nuestra), que llevan el niño o el bebé a cuestas a cualquier lado. Los he visto haciendo senderismo por alta montaña con una mochila detrás y el bebé también a la espalda. También los he visto en hoteles, de camping, en la playa o en bicicleta. Igualmente podemos ver documentales de mujeres en países pobres que están trabajando en el campo y con el niño envuelto en un pañuelo a la espalda.

Quizá nosotros nos hemos acomodando demasiado y parece que ese acomodamiento realmente nos ha creado más trabas que libertades y no nos acordamos que generaciones anteriores a la nuestra hacían de todo lo necesario para vivir, aún con el hijo a cuestas. Tengo la suerte de conocer a una pareja que desde que fueron padres han continuado como monitores de un grupo juvenil, llevando siempre a su hija con ellos, que también ha ido pasando por los brazos de todos los niños con los que organizaban actividades. Así su hija tiene una capacidad de apertura y relación con los demás que sorprende para una niña de poco más de un año. No imaginan el gran regalo que ya le han dado a su hija.

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