viernes, 25 de octubre de 2013

Vida conyugal

¿Y eso qué es? Desde que tuvimos a nuestro primer descendiente, hemos ido los tres juntos a todas partes, salvo a trabajar, claro, dormimos juntos, pasamos las tardes juntos, los fines de semana juntos… Toda nuestra vida y actividades gira alrededor de la crianza. Incluso las amistades han quedado un poco relegadas y las que mantenemos, también están centradas en los hijos. No hemos confiado el cuidado del bebé a nadie, salvo cuando por cuestiones de salud muy puntuales y nuestro trabajo, hemos tenido que dejarlo unas horas con el abuelo.
Exceptuando que se duerma en el coche y lo podamos trasladar a la cama sin que se despierte, no tenemos más espacios para estar juntos, los dos solos, mi mujer y yo. Y además, si alguno de estos momentos hemos tenido, el cansancio nos ha llevado directamente a la cama y al sueño.
Hay modelos educativos que anteponen al hijo por encima de todo. También los hay que intentan dar a los padres una emancipación momentánea de estas labores con biberones, peluches y walkitalkies, aunque el niño llore por estar solo en su habitación “aprendiendo ya con dos meses que la vida es así”. En este sentido, nosotros no nos calentamos la cabeza y no seguimos un modelo u otro. Al fin y al cabo, la crianza es algo natural, biológico, que lo hacen muchas especies animales sin manuales, consejos ni referencias.
Compartimos inquietudes, problemas y estilos diferentes con otras parejas, pero cada uno seguimos nuestro propio camino, a menudo influenciado por la educación recibida.
Nuestra forma de criar al bebé está siendo esta: juntos a todas partes sacrificando la vida de pareja que sinceramente, por mi parte, espero poder recuperar. Aunque puede resultar agotador, aún resulta más satisfactorio estar en todo momento viendo la evolución de este recién llegado.
Esperamos furtivamente esos momentos que nos deja y aún quedan fuerzas para estar juntos. Sólo espero que la rutina de este período de vida no nos lleve a que decaiga la pasión y el afecto; espero que en unos años, podamos retomar nuevamente esa vida conyugal como si la estrenásemos de nuevo.
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lunes, 21 de octubre de 2013

A por la parejita

Bueno, si será la cigüeña o no, el segundo ya viene de camino. “Ahora tendremos uno para cada uno”. ¡Prepárate!, te dicen todos con una sádica sonrisa que da cualquier cosa menos ánimo. ¡Un niño siempre es motivo de alegría! Esto sólo nos lo ha dicho mi cuñada, que si por ella fuese, estaría siempre embarazada. Todos los demás padres parece que presentan la paternidad de segundas como la antesala del infierno, y eso que muchos de ellos no tardan en incorporarse al trabajo y empaquetarlos en la guardería o con los abuelos.
Conocemos a personas defensoras de la crianza natural, el apego y el amamantamiento mucho más allá del año y pico largo, que ni de coña repiten la experiencia de tener otro hijo. ¡Paradojas de la vida! Pardillos de nosotros, parece que vamos ya camino de sentencia.
Celos, lloros, pataletas, peleas, mordiscos… y pilas nuevas para ellos y unas ya gastadas para nosotros. Y ahora no nos podremos turnar porque “tendremos uno para cada uno”. ¡Ya veremos cómo sale la cosa!
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viernes, 18 de octubre de 2013

Sensibilidad femenina


Hace poco acudimos a la segunda visita del ginecólogo de la sanidad pública. “¡A ver quién nos toca!” Y era una chica joven… Bueno, a ver qué tal. Arranca el ecógrafo…
- ¿Os han dicho ya qué es?
- Nos han dicho que era pronto, pero que podía ser…
- Así es.
Ya no hubo más palabras. Todo era atizarle al aparato para tratar de hacer que el feto se moviese y poder ver lo que ella necesitaba ver, porque nosotros no vimos más que unas sombras, entre las que quizá podíamos adivinar una mano, las costillas… Todo con ayuda de la imaginación.
- Me estás haciendo daño –le dijo mi mujer.
- Si, es normal. Yo no sé qué tenéis ahí, pero a todas os duele.
¡Ay, coño!, ¿no será que está embarazada?, me pregunto yo para mi asombro ante este trato más propio de un insensible hombre. ¡Para que digan! De todas las visitas a ginecólogos que hemos ido, todos ellos hombres, han tenido mucho más tacto y sensibilidad que esta joven mujer. ¡Menos mal que no hemos ido a una consulta privada de esta mujer!
Total, que no ha visto lo que quería y nos ha hecho salir de la consulta para ver si pasado un rato puede repetir la ecografía. Yo ya no entré porque la otra criatura no aguantaba más y quería ir al parque.
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lunes, 14 de octubre de 2013

El ginecólogo

Ginecólogos parece que hay tantos como tipos de setas. En el primer embarazo fuimos a dos visitas del ginecólogo privado, un chico que fue compañero de clase mío. Lo cierto es que pica el bolsillo ir a una consulta de estas y para lo que se pagó, además teníamos que llevar nosotros el DVD. ¡Para cagarse! La primera vez el chico se tomó su tiempo y bien, pudimos ver más que en las ecografías del sistema público de sanidad, averiguamos el sexo del bebé, y nos quedamos tranquilos al saber que todo iba bien.
Nos recetó” una serie de visitas programadas según las etapas del embarazo, pero por cuestión de presupuesto, sólo fuimos a otra de las últimas, con la que ya no nos causó la misma impresión que en la segunda visita.
En esta ocasión, unas amigas de mi mujer le hablaron muy bien de otro ginecólogo. Hemos probado el cambio y no tiene nada que ver, aunque eso sí, la espera aún se hizo más larga si cabe que con el otro ginecólogo inicial. Los dos salimos verdaderamente encantados de la consulta por el trato, la información, los detalles, la calidez de la voz, la secretaria y la atención (en esta nos daban el DVD, aunque el precio de la visita era cinco DVD’s más cara que el otro ginecólogo). ¡Yo me habría ido a vivir con este hombre!
Pero pensando un poco más, ambos ginecólogos trabajaban en la sanidad pública y tenían consulta privada hasta adentrada la noche. ¡La pasta que deben ganar! Y además, no nos dieron ni una factura, ni un recibo, ni una simple nota. ¡Dinerito negro al bolsillo! Y ahí, el estado dice que quiere acabar con el dinero negro, se sabe de este tipo de consultas y hacienda no mete las narices. Y ahora tu a pagar religiosamente, con todos los ingresos bien detallados y sin demora.
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jueves, 10 de octubre de 2013

¿Niño o niña?


Cuando mi mujer dice que está embarazada, la gente no tarda en preguntarnos si queremos niño o niña. Lo cierto es que nos da igual. “¿Vais a por la parejita?”. Sea lo que sea, tanto si es chico como si es chica, con dos, ya tenemos pareja. “Con que esté todo bien”, contestamos nosotros, aunque por variar y saber lo que es… Pero bueno, realmente no importa el sexo.
En la primera ecografía del sistema de sanidad pública se aventuraron a decirnos que aunque era pronto y podían equivocarse, tenía toda la pinta de ser… Hace unos días nos confirmaron aquella impresión inicial en un ginecólogo privado. “Podemos pintar la habitación de azul” y descartar todas las faldas y ropa de color rosa. No va a ser nuestro caso. Las paredes se quedan blancas, y por ropa utilizaremos material reciclado de nuestros sobrinos.
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