domingo, 19 de febrero de 2012

162 Correcaminos

Con seis meses y medio, nuestra hija tiene unas ganas enormes de caminar. Sentada sobre nuestros brazos hace sobreesfuerzos para tirarse del sofá y sujetándola de las manos, da sus primeros pasos de un modo sorprendente. Se sujeta plenamente por sí misma con sus piernas, pero no tiene el equilibrio necesario y ha de cogerse a algo o a alguien. Es increíble e inimaginable ver cómo corre tan pronto. Y no lo hace con tímidos pasitos pequeños y cortos o de puntillas, sino a zancadas, tirando de quien le sujeta. Incluso intenta soltarse para tratar de coger cualquier cosa que le llame la atención. Y ¡hay qué ver cómo se agacha!. Parece una vieja echando todo el culo atrás.

Por si fuera poco, también brinca. No para de moverse ni cuando la llevamos en la mochila. Las manos y los pies se mueven a un ritmo frenético, hasta el punto de que empiezan a suponer todo un riesgo para mis partes. Si por ella fuese, se pasaría el día caminando. Pensamos que quizá no debe ser bueno para sus piernas, pero al fin y al cabo, ella es la que lo demanda y la que se sostiene. Lo cierto es que sus piernas parecen ya dos suculentos muslos de pavo.

Da miedo ver esa vitalidad y ver que ya le interesa todo. Una piedrecita, un palo, una flor, una pinza... Unos pasos y a por ello.

No hay comentarios:

Publicar un comentario