jueves, 18 de agosto de 2011

142 Y lo que vendrá

 

Hace poco me encontré a un antiguo compañero de trabajo. Después de darme la enhorabuena, me dijo que nos animásemos con otro hijo más, que sino, al ser hijo único, se “malcrían” y se hacen unos consentidos.

La palabra malcriar es algo que últimamente me parece haber oído demasiado: que si lo tienes mucho en brazos, lo malcrías; que si le das el pecho cuando el bebé quiere, también lo malcrías; que si no lo dejas llorar y no le pones el chupete porque prefiere estar enganchado a la teta, lo malcrías; que si duerme contigo, igualmente lo estás malcriando... Esta palabra la repiten familiares, amigos. Parece que todos sepamos cómo se malcría, pero ¿cómo se “biencría”?.

Curiosamente este compañero, acabó diciéndome con una sonrisa picarona: los padres lo pasan siempre mal con una niña: “primero tienen que vigilar que no se caiga y cuando sea más mayor, que no se acueste”.

Dio la casualidad que también estaba leyendo un libro, en el que se decía que cuando una hija crece, el padre acaba clasificando a los hombres de dos tipos: Los que cree que se acuestan con su hija y los que cree que no. Mi hermano también contaba casos de hijas de amigos, unas aún niñas y otras adolescentes, que la verdad, ponen los pelos de punta. Y si encima son guapas y creídas, sumando los valores actuales... ¡La que nos espera!.

Aún queda mucho tiempo por delante, pero parece que estas cosas son cada vez más precoces en los jóvenes de nuestro tiempo. Esperemos al menos ser capaces de ponerle una buena base en su educación.

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