martes, 9 de agosto de 2011

136 La muerte del erotismo

Cuando a mi mujer empezó a crecerle la barriga con el embarazo, pronto dejó sus braguitas de colores para utilizar unas bragas blancas con más tela que una camiseta. Si antes era de las que no utilizaban ningún tanga o prenda insinuadora para la libido masculina y había de conformarme con verle unas bragas de colores, en absoluto sexys, con el embarazo todo el posible encanto o muestra de erotismo fue a peor. Y sólo faltaba la cuarentena para acabarlo de rematar. Y ella aguanta estoicamente esos cuarenta días de abstinencia sexual, y más si los hubiere. Muestra de las grandes diferencias existentes entre hombres y mujeres. Desgraciadamente siempre han sido ellas las que han movido este poder, que quizá. Llenos de frustración, los varones las han sometido y oprimido a lo largo de la historia y han buscado otras miles de aficiones sustitutivas como erigir grandes edificios, entrenarse para el combate, ir a la guerra, hacer carreras de coches o correr detrás de un balón, etc. Sin que por ello haya menguado lo más mínimo su apetito sexual o hayan podido llenar este triste vacío.

Y por si fuera poco, la gran mayoría visten provocadoras o sugerentes prendas, se acicalan para gustar, se contonean al caminar, utilizan perfumes embriagadores y ¿Total para qué?.

También se dice que muchas de ellas aparcan todas estas destrezas tras el matrimonio. ¡Toda una lástima!.

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