jueves, 28 de julio de 2011

132 Momentos de desesperación

Esta tarde nos hemos acostado a hacer la siesta pero la niña estaba inquieta. Así que queriendo que mi mujer descansase, he decidido encargarme yo de la niña.
Me la he llevado fuera de la habitación, le he dado un biberón de leche materna; le he dado unos paseos por el pasillo; he hecho que eructase; le he cambiado el pañal tras haber dejado ir sus flatulencias; cuando ella parecía haberse quedado dormida en mis brazos, la he dejado en una hamaquita a mi lado... Pero ella seguía inquieta una vez tras otra, hasta que me ha llegado a invadir la desesperación y tras dos horas largas, me he decidido a llevarla nuevamente a la habitación con mi mujer y le he dicho que ya no sabía qué hacer con ella.
Enseguida se la ha enchufado a la teta y... ¡Mano de santo!. ¡Me ha resultado altamente frustrante!. ¡Para tirarme por la ventana o tirarla a ella!. Hace que me sienta un inútil o un mal padre. Precisamente ahora que parecía que todo empezaba a ir por un nuevo cauce y ya le estaba cogiendo la corriente a eso de ser padre... De un día para otro todo da un nuevo vuelco inesperado.
LEER MÁS...

131 ¿Crece la familia?

Dicen que la familia crece con la llegada de los hijos, pero lo cierto es que ahora voy solo a todas partes. Ellas se pasan el día enchufadas la una a la otra y dormitando en la cama o el sofá. Tengo ganas de que crezca un poco más, aunque ya llegará. También quiero disfrutar estos pequeños momentos en los que la duermo en brazos o igualmente cuando le doy un biberón de la leche que se saca mi mujer, para que ella también pueda descansar un poco y por compartir la experiencia y la responsabilidad conmigo.
Así me encanta verla relajada y confiada durmiendo sobre mi pecho o en mis brazos, o verla succionar la tetina como un indefenso cachorrillo, eso sí, con la mirada bien despierta y que poco a poco se va calmando según se sacia.
Son estos los principales momentos en los que más siento la maravillosa experiencia de ser padre y ver cómo en realidad nuestras vidas han cambiado y la familia efectivamente crece, camino de una nueva etapa.
LEER MÁS...

martes, 26 de julio de 2011

130 El día del padre

Poco a poco voy rehaciendo esta nueva vida, aprovechando los días de paternidad y las vacaciones. Me levanto lo más pronto que puedo, teniendo en cuenta que tampoco dormimos demasiado. Me voy a dar una vuelta con la bici, mientras saco al perro, así hago ejercicio y tomo el aire. Cuando llego a casa, me ducho, recojo si hay algo en la cocina o si hay ropa tendida; baño a la niña, le doy un paseo por el pasillo; preparo la comida; hago algún recado, juego con mi sobrina, hago pequeñas reparaciones del hogar...
Pero sobre todo, practico diferentes posturas con las que coger a la niña cuando llora, una vez bien descartado que pueda tener hambre. Camino con ella en brazos de un extremo al otro del pasillo, tratando de no desesperarme con sus llantos, inventando canciones y diciéndole que me la voy a comer. ¡Está tan tierna!. Todo para tratar de hacer que eructe o mueva los intestinos y libere esos gases de manera tan sonora como hace su padre. A veces llora tanto en mis brazos, que pienso que me tiene alergia o le molesta mi frondoso vello.
Casi siempre acaba eructando, llenando el pañal o vomitándome encima. Pero hay ocasiones en las que una vez librada de sus tensiones, sólo las tetas de su madre consiguen calmarla. Y después, por fin duerme. ¡Claro que a mí también me calmarían!. ¿Están de un buen ver, que... con mis ganas...! Encima he de seguir curándole los puntos y verla tan despatarrada, desnuda y teniendo que encararme a... ¡Bueno, qué voy a contar!. ¡Me pone! O mejor dicho: ¡Yo sólo me pongo!. Y Alguno de estos días, se ha acordado de mí, de que existo, de que ardo por dentro. Y posa para mi propio consuelo. Tampoco le pido más. Comprendo que esté cansada, que no tenga ganas de nada, pero eso sólo ya me satisface y descargo unas tensiones que no descargaría sino comiendo para ahogar la posible ansiedad que pueda correr por mis venas.
LEER MÁS...

lunes, 25 de julio de 2011

129 A contrarreloj129 A contrarreloj

Mi mujer siempre se ha tomado sus cosas con mucha, mucha calma, hasta el punto que a veces llega a producirme cierta desesperación. Come despacio y tranquila, se toma su tiempo en el baño o en la ducha, incluso para hacer cualquier cosa en casa o para hablar de algún acontecimiento o asunto.
Pero ahora con la niña, se ha visto obligada a cambiar completamente. Casi no tiene tiempo para comer, ir al baño o ducharse. Lo hace todo de manera más diligente, porque la niña no tarda en reclamarla y porque a ella tampoco le gusta oirla llorar lo más mínimo.
La mayoría de las veces ha de esperar que la niña se duerma mientras mama, para pasarmela a mí y hacer sus cosas, tratando de recuperar su calma habitual. Pero si da la casualidad que la niña trata de succionar nuevamente, al encontrarse lejos del pecho de su madre, si quiere teta, no hay paseo en brazos por el pasillo que valga.
LEER MÁS...

domingo, 24 de julio de 2011

128 ¡Queremos dormir

La niña se porta muy bien por las noches. Claro que las pasa al igual que por el día: de brazos en brazos, pegadita a nuestro cuerpo. No llora si no es porque tiene hambre o le duele algo, pero claro, hay que darle alimento, hay que hacer que eructe o estimularle el movimiento intestinal para que saque los gases, hay que cambiarla y como buen marido, también he de ayudar a mi mujer: si necesita agua, una almohada más o ir al aseo o descansar un poco. Así es que ya hace días que no sabemos lo que es dormir una noche de tirón. Vamos arrastrando el sueño durante el día, por lo que nos vemos obligados a ir dormitando a lo largo del día. Así pasan las horas como en una madriguera de animalillos: todos agazapados durante el día y levantándonos únicamente a cubrir nuestras necesidades.
"¡Eso es ser padre y no ha hecho más que empezar!" Dicen algunos con una sonrisilla picarona.
LEER MÁS...

viernes, 22 de julio de 2011

127 Olvidado

Hace una semana ya del nacimiento de nuestra hija. Desde que volvimos a casa, prácticamente nos hemos dedicado a una vida monástica, sin apenas salir más que para hacer algunas gestiones del papeleo propio del nacimiento o un intento de probar el carrito.
Menos mal que tenemos perro y pasearlo por las mañanas me pone en contacto con el sol, el aire fresco y alguna brizna de naturaleza, pero sigo hechando en falta más actividad física, o tiempo para leer y escribir, o también mayor contacto con mi mujer, sentir que estamos juntos, que estoy a su lado, que le importo y reconoce lo que hago. Apenas tenemos tiempo para hablar; no vemos la tele; no paseamos; casi ni nos besamos o nos abrazamos, por no hablar del sexo. Parece que me espera una larga y aburrida cuarentena. ¡Sólo espero que no se convierta en costumbre y acabemos en la tediosa y aburrida vida marital de la que todos los hombres se quejan!.
Así, quizá también para mantenerme ocupado en estos días de descanso, me paso el día limpiando, cocinando, cambiando a la niña, durmiéndola en mis brazos o tratando de hacer que saque los eructos o los gases que se cuelan en su cuerpo, y también voy sintiendo cómo el sueño me va persiguiendo y pesando a lo largo de los días. Ella está claro que debe ser el centro de nuestas vidas, pero yo también quiero que reconozcan que existo, que aunque haya otras prioridades, estoy aquí. Quizá entro así en la lucha propia de las amas de casa, que tras dedicarse integramente las labores del hogar, de algún modo almenos esperan el reconocimiento del marido.
Sí, hay muchas cosas bonitas y maravillosas en la paternidad, pero no todo es de color de rosa. Quizá se deba al trabajo personal que cada uno ha venido a desarrollar en esta vida, en la que por encima de todo, hay que vencer el ego, librarse de los apegos y cultivar el amor hacia los demás.
LEER MÁS...

jueves, 21 de julio de 2011

126 Los cambios de la vida

Resultan curiosos los cambios que da la vida y cómo en su transcurso, podemos cambiar de opinión o nuestas acciones por algo totalmente inverso. Recuerdo que de pequeño prefería estar con adultos, dado que sus conversaciones o actividades me resultaban más atractivas que correr detrás de un balón para meterlo en una portería. Ahora, al cabo de los años y viviendo ya una vida de adulto, salvo que haya conversaciones trascendentes, si los hay, prefiero estar jugando con los niños, antes que hablar de los vecinos o del trabajo o de lo mal que nos cae este o el otro o de los trapos sucios de cualquier otra persona.
Igualmente decía que visto el mundo actual, con su delincuencia, su corrupción, egoísmo, indiferencia, injusticias, racismo, desigualdad, consumismo, intolerancia, contaminación, radicalismo, desempleo, intereses económicos o reparto desigual de la riqueza,... era mejor no traer hijos al mundo y que la especie se extinguiera por si sola, dado que resulta duro nadar contracorriente, y más, con la responsabilidad de criar y educar a los hijos, a los que no les dejaríamos más que un mundo maltrecho.
Del mismo modo no me gustaban los niños demasiado pequeños, y menos aún, los bebés.
Y después de todo, ya se ve: padre y encantado con el bebé, incluso tratando de dormirle en mis brazos en medio de una larga noche, aunque eso sí, sigue habiendo algo que continúa turbando la tranquilidad de mi cuerpo.
LEER MÁS...

miércoles, 20 de julio de 2011

125 Las cosas se complican

Esta tarde hemos salido a dar el primer paseo en el carrito. ¡Todo un engorro!. Se debe necesitar por lo menos el carnet de mercancías peligrosas, además de saber salvar toda clase de obstáculos. Total, que a la niña parece que no le gusta el cochecito y prefiere ir en brazos y así de tanto en tanto, engancharse a la teta.
Después tenemos la ropa, toda muy cuca pero bastante poco práctica. Como si sus diseñadores no tuviesen bebés y no les cambiaran la ropa con frecuencia y agilidad.
Igualmente tenemos un montón de accesorios más: que si el chupete, el biberón, el calienta biberones, el cojín de lactancia, el cuco, la hamaquita, la silla para el coche, el cambiador, la bañerita, toallitas, pañales, cremas, colonias, champús, aceites corporales, toallas, mantitas, cuna, minicuna, esterilizador,...
Me pregunto ¿Cómo se las apañarían las madres hace mil o dos mil años sin todo esto, o sin ir tan lejos, hace cien años?.
No creo que sea necesaria tanta cosa y más bien creo que buscando comodidades, en cierto modo nos hemos complicado más la vida.
LEER MÁS...

martes, 19 de julio de 2011

124 Emociones

Dicen las mujeres que de parir nadie se muere, pero creo que podría asegurarse que morir no duele tanto como parir.
Aún me hiere oír en mi mente el sonido desgarrador de los tres tijeretazos que le dieron a mi mujer para ensancharle la puerta ante la llegada de la niña, casi hasta el punto que me haría un torniquete en el pene para no dejarla embarazada nunca más. Verla sufrir de ese modo fue una de las experiencias más dolorosas de mi vida.
Pero también recuerdo con lágrimas el maravilloso momento en que mi mujer le tendió los brazos para darle la bienvenida nada más salir y se la puso en el pecho. Los dos nos pusimos a llorar de felicidad abrazándonos y besándonos. Sin duda fue el momento más emocionante e increíble de nuestras vidas.
Verla dormir sobre mi pecho desnudo, también resulta igualmente satisfactorio y gratificante. Me cae la baba hasta el punto de que nuevamente quisiera tener más hijos.
Son a la vez emociones contrarias en las que se cruza el dolor y la felicidad.
Pero si acaso aún nos quedase algún atisbo de morriña, siempre podemos adoptar o acoger otros niños y así darles la oportunidad de conocer o vivir una vida diferente, cosa que tenemos claro y con la que seguiremos adelante tras haber sido aceptados como "familia educadora".
Por otro lado, me parece injusto y envidiable que sólo la mujer tenga pechos, además de la responsabilidad y fatiga que recae exclusivamente sobre ella, que se pasa el día conectada a la niña, creando ese vínculo tan especial del que sólo gozan las mujes, claro que lo suyo tienen que pasar.
Ahora me estoy pasando estos primeros días en una "duermevela" contante por las noches y de chacha o gestor por el día, cocinando, poniendo el lavavajillas, la lavadora, tendiendo, haciendo de asistente personal de mi mujer, cambiando pañales, sacando al perro, haciendo trámites burocráticos... Una vez más, soy el último mono, un "pringao" más de la vida, que tras pasar por el aro del matrimonio, se ve arrastrado igualmente hacia la paternidad. Todo el mundo dice que matrimonio e hijos son dos cosas en las que mejor no meterse, pero en las que todos se aventuran. Para mi, ambas cosas son una de las mejores experiencias por las que merece la pena vivir.
LEER MÁS...

domingo, 17 de julio de 2011

123 M.E.O. P.I.S

Tras una larga, larga noche, igualmente ha sucedido una larga mañana de llantos y de experimentar posturas para tenerlo en brazos intentando calmarle, sin buenos resultados, hasta que tras oprimir un poco los pezones para ver si salía calostro, leche o lo que fuera, hemos podido comprobar que "los había secado". Hemos pedido algún tipo de ayuda a las enfemeras y nos ha dado la mitad de un pequeño biberón, del que con tomarse la mitad del líquido, tendría suficiente. Nos han preguntado si iba a ser una ayuda puntual o si teníamos intenciones de continuar con ella.
Por el momento preferimos darle pecho, pero quizá hasta que le venga la subida de leche, o por lo menos mi mujer descanse un poco, vamos a probar. Ha sido mano de santo.
Efectivamente el bebé tenía hambre. Resulta curioso encontrar entre las enfermeras tan gran disparidad de opiniones respecto a si dar el pecho únicamente, dar suplementos con biberón, dar sólo a demanda del bebé o administrar las tomas cada determinado tiempo. ¿A quién hacemos caso?. Todos argumentan experiencias o conocimientos, eso sí, unos de manera estricta y otros más flexibles. ¡Es de locos!.
Sólo me cabe decir que quizá es mejor no hacer demasiado caso de tan dispares opiniones, y dada la labor que nos ocupa, aplicar la última técnica de ensayos clínicos de laboratorio "M.E.O. P.I.S": Mirar, Escuchar y Oler. Pensar e Investigar Soluciones. Esto es observar bien los movimientos y el comportamiento del bebé; escuchar los sonidos que emite al respirar, al amamantarse o de su movimiento intestinal; y de cuando en cuando, acercar la nariz al pañal, y después, pensar a qué puede deberese y a continuación, ir probando posturas para tenerlo en brazos antes y después de mamar; probar si hay leche en los pechos; probar que succione primero en un pecho y luego en otro; probar formas de limpiarlo; probar intercalar un poco el biberón para que descanse la madre o se involucre más el padre... Tras todo ello aplicar o instaurar aquellas pruebas en las que mejores resultados hayamos obtenido y si es necesario, volver a empezar el ciclo para cambiarlas gradualmente hasta que hallemos las rutinas que mejor se adaptan a nosotros y nuestro bebé, puesto que aunque él sea el centro de nuestras vidas, nosotros también hemos de estar bien para darle lo mejor, porque Padres infelices, nerviosos, insatisfechos o estresados= bebés infelices, nerviosos, insatisfechos o estresados, y está claro que no sólo crece el bebé, sinó tambien las emociones y sentimientos, tanto buenos como malos, que rodean la vida de los padres.
Sin duda esta técnica no es nada del otro mundo, porque al fin y al cabo, madres y padres ha habido y los habrá de todo tipo, y los bebés igualmente han ido llegando a adultos, pero de como seamos nosotros y cómo los tratemos, más que de la técnica de crianza utilizada, dependerá en buena medida su forma de ser.
LEER MÁS...

sábado, 16 de julio de 2011

122 Día 0

¿El manual de instrucciones no venía en el kit de pacenta, cargador umbilical y bebé?.
La primera noche, al parecer la niña salió agotada y todos descansamos más o menos de tirón. A lo largo del día, también estaba muy tranquila y sólo lloró mientras la vacunaban las matronas y el pediatra le hacía algunas pruebas o cuando lo qutábamos el "alquitrán" que tenía pegado al culo, pero al llegar la segunda noche...
Aquí estoy, intentando llenar el insomnio que me producen sus llantos.
Se ha pasado prácticamente el resto del día de pecho en pecho, con tanta ansia, que casi se quedaba sin respiración al aplastar la nariz contra el pecho con el que trataba de amamantarse. Llegada la noche, ha sobrevenido el caos en la habitación y en la planta de maternidad. Cuando no lloraba uno, lloraba otro.
Quizá si estás en tu casa y el bebé se pone a llorar, pues se intenta capear como sea o aguantarse, porque es lo que toca, pero cuando compartes la habitación, al menos a mí me sabe mal que los llantos de mi bebé rompan el sueño de los pobladores de la cama contigua. Esto me perturba más que el hecho de que el bebé no mé deje dormir. Pienso que deberíamos estar en habitaciones individuales.
Parece que a partir de ahora, el llanto se va a convertir en el lenguaje para todo: si tiene hambre, si tiene sueño, si tiene dolor de barriga, si no está en una postura cómoda...
Si me levantaba a ver que le sucedía al bebé, mi mujer ya pensaba que estaba nervioso, cuando en realidad no era así. Sólo buscaba el porqué del llanto y con ello, también la solución. A mi entender, hay una postura para dormir y otra para mamar. Así que o traga aire, o no succiona bien o no saca lo que tendría que sacar del pecho. Me parece comprensible que cualquiera pueda endiñarle un biberón, antes que insistir con el pecho y tener paciencia.
Quizá sea momento de retomar la escritura de alguna de las otras novelas que tengo aparcadas.
Sólo puedo decir que tengo ganas de estar en casa. Estoy hasta las narices de esta estancia y el incómodo sillón que me queda para tratar de descansar.
LEER MÁS...

viernes, 15 de julio de 2011

121 Y por fin llegó

Ayer jueves noche día 14 de julio de 2011, a las 22:41, tras un montón de dolores, empujones, vómitos y grandes subidas de color, ayudada por la médico Beatriz y la enfermera Inma que nos había acompañado a lo largo, largo, largo de todo el día, Alicia por fin vió la luz del mundo. Pesaba 3,19Kg y medía 49cm.
La dilatación fue muy lenta y finalmente tuvieron que ayudarle a dilatar la médico y la enfermera, intoduciendo las manos para ir abriéndole camino. Después la médico, subida sobre la barriga de la madre, le ayudaba a empujar.
Estuvo a punto de desfallecer en más de una ocasión, con el dolor de las contracciones y empujones y el cansancio acumulado a lo largo de todo un pesado y doloroso día. Menos mal que la epidural le calmó un poco el dolor y no sintió los tres tijeretazos de la episiotomía que tuvieron que practicarle.
El ambiente estaba impregnado de un olor extraño o al menos desconocido, del que también llegaban briznas de olor de sangre y antibiótico.
Estar junto a mi mujer a lo largo de estos tres días, y especialmente en el día de ayer, fue una experiencia inolvidable e impactante, en la que por suerte no desfallecí ni me mareé de tanto verla sufrir, sangrar y vomitar y mirar en primera plana cómo le metían los dedos para abrir paso y la cabeza de Alicia hacía indicios de asomar al mundo. Hasta que unos instantes antes de darle los tijeretazos, que aún desgarran en mi mente me sugirieron que me acercase más a mi mujer para animarla y hacerle un poco de aire con el abanico, que aguantó estoicamente en mis manos. Tan pronto la sacaron, la pusieron sobre el pecho de mi mujer, y tras dos pequeños llantos, se puso a dormir plácidamente.
No lloró cuando la vacunaron, ni cuando la cogieron de los pies para medirla. Pronto, pronto se cogió al pecho de la madre. En esta primera noche, se portó muy bien y sin llorar.
Es toda una delicia verle la cara y tenerla sobre mi pecho.
¡Gracias a todos los profesionales que nos atendieron a lo largo de todos estos días y especialmente en el día de ayer!.
LEER MÁS...

jueves, 14 de julio de 2011

120 Y aún no nos estrenamos

Ha pasado todo el día y después de trece horas con oxitocina y contracciones, sigue sin haber dilatado suficiente. Está de unos ocho centímetros.
A lo largo del día, se han atendido numerosísimos partos y aún parece que no llega nuestro turno. Mi mujer tan sólo espera que tras haber pasado así todo el día, no acabe en cesárea.
Mientras tanto, mis padres, su hermana, nuestra sobrina, el cuñado y quién sabe cuantos más, aguardan noticias asaltando a cada enfermera que pasa ante ellos.
Voy recibiendo mensajes y llamadas de amigos y familiares cada vez que conecto el teléfono por unos instantes.
Las contracciones saltan ya hace horas por encima de la epidural y ella respira con calma, pero un tanto hastiada tras tres días de inducción al parto.
LEER MÁS...

119 Todo marcha despacio y bien

Por fin he podido volver a estar junto a ella. Va dilatando poco a poco, pero ahora ya sin dolor. Le han tenido que pinchar 4 veces para dar con el sitio adecuado en el que ponerle la epidural. Hoy la anestesista ha tenido mucho trabajo.
Había cuatro partos en curso y otras operaciones, según hemos podido oír. Ella ha tenido suerte y la anestesia le ha llegado a tiempo.
Ahora está mucho más tranquila y relajada. Está intentando descansar, porque la noche y la mañana han sido largas. Esperemos que esté preparada para empujar bien cuando llegue el momento. Mientras tanto, hemos continuado oyendo gemidos de dolor y también llantos de recién nacido.
LEER MÁS...

118 Viendo las estrellas

Las contracciones son cada vez mayores. Llega a temblarle todo el cuerpo. Se le han escapado ya unas cuantas lágrimas de dolor y desesperación.
Con el goteo de oxitocina, por el momento llevaba dilatados unos dos centímetros hace ya una hora, antes de cuya exploración, ha vomitado, algo realmente muy poco frecuente en ella. "Mujer vomitada, mujer parida", le ha dicho una de las enfermeras.
Ha pedido la epidural, de la que he tenido que leerle yo el consentimiento informado para que lo firmase. Casi llega a firmarlo con los ojos cerrados. Lo cierto es que da miedo leer las posibles complicaciones y riesgos.
El anestesista acababa su turno a las 13h. Cuando ha llegado, me han hecho salir fuera, momento en el que he aprovechado para contactar con los familiares más cercanos e informarles de todo.
Y aquí estoy, esperando junto otras personas, intentando estar tranquilo, esperando que todo vaya bien y atento a todo movimiento que se produce.
LEER MÁS...

117 ¡Otra vez fuera!

Nos han vuelto a bajar a paritorio, pero una vez me he quedado fuera, esperando junto a dos mujeres más que deben venir a monitores. "A los padres no los queremos", bromea un enfermero tras decirles a las embarazadas que pasen.
Por fin me llaman y paso a una sala de partos. Hay otra matrona que dice que "aún esta verde" y que nos acompañará a lo largo de la mañana. Dice que por el momento, tanto la madre como el bebé están bien. Le han administrado ya la oxitocina y poco a poco le subirán la dosis. También le han informado que hasta las 13h puede pedir la epidural.
LEER MÁS...

116 Va para largo

Ha estado un rato largo en monitores. Por fin me han dejado pasar. Efectivamente ha roto aguas, pero parece que la cosa va para largo. Ha tenido contracciones, pero muy espaciadas.
Me agarraba de la mano cada vez que le venía una y tensaba hasta los dedos de los pies. Tras casi dos horas, la matrona nos ha dicho que aún no estaba de parto, que volvíamos otra vez a la habitación y que si notaba que el bebé dejase de moverse o sangrase, que avisara nuevamente. Sería normal que constantemente se notase mojada.
Mañana continuarán induciéndole el parto con oxitocina, cosa que elĺa parece temer bastante.
Sin lugar a dudas, "esto no es nada bonito", ha dicho del embarazo y el parto. Parece que ha descartado compĺetamente volver a pasar por la experiencia, que su madre tuvo el valor de experimentar cuatro veces. "El próximo que sea de acogida", ha acabado añadiendo.
Nos espera una larga noche y un día realmente ajetreado.
LEER MÁS...

115 Espera

Son las 3:42 de la noche. Estoy fuera del paritorio, completamente solo, cansado, con sueño y como si tuviese los ojos llenos de tierra. Una bombilla parpadea en el techo de esta sala marmórea. Nadie sale a decirme nada. Quiero entrar, estar con mi mujer pero lo único que me consuela, me distrae y me ocupa, es escribir este diario. Espero que me dejen pasar pronto. Quiero saber qué pasa o cómo va todo. Quiero acompañarla en su sufrimiento o qué quiera que esté viviendo ahora mismo a apenas 25 metros de mí.
LEER MÁS...

114 ¡Qué ya viene!

A las 2:49 de la noche se ha despertado sintiendo que algo goteaba. Al levantarse, ha ido al aseo y un líquido transparente fluía piernas abajo. Se ha vuelto a acostar y hemos llamado a una enfermera. Al poco rato han empezado las contracciones, con una frecuencia de menos de cinco minutos. Ha llegado una enfermera y le ha auscultado el corazón al bebé.
Pronto nos han trasladado nuevamente a monitores, pero una vez más, no me han dejado entrar.
LEER MÁS...

miércoles, 13 de julio de 2011

113 Gritos se oyen por los pasillos

Hace un rato hemos empezado a oír gemidos en una habitación contigua. No sabría decir si eran gritos de placer o de dolor, aunque por supuesto que estando donde estamos, de placer más bien poco.
En muy poco tiempo, quizá media hora, o tal vez menos, se han oído ya los llantos del recién nacido. ¡Ojalá lo nuestro fuese tan rápido!. Resulta algo increíble y fascinante. Se supone que mañana nos llegará el turno a nosotros, pero según van las cosas, parece que habrá una cesárea de por medio. Quizá así mi mujer no sufra tanto, pero la recuperación será más lenta.
Sufro por ella, pero por el momento parece muy tranquila. Veremos ya mañana con el suero que le pondrán, con el que se supone que le inducirán las contracciones necesarias en muy poco tiempo y por tanto, pueda experimentar un dolor mayor de golpe, que de manera natural se habría ido produciendo poco a poco.
Mientras tanto, los familiares nos llaman preocupados y constantemente me piden que vaya a comer con ellos, pero yo realmente quiero estar a su lado. No quiero dejarla sola ni un momento.
Espero que sea fuerte. Mañana nos espera un día difícil.
Una vez más pido a Dios que todo vaya bien, que no haya ninguna complicación y tampoco sufran ni ella ni la niña.
LEER MÁS...

112 Hasta el fondo

Por la habitación no paran de desfilar enfermeras, médicos o quien sabe. Parece ser que el médico que nos ha atendido antes, está visitando las habitaciones de maternidad. Por los pasillos oímos voces, comentarios, que si necesitan ayuda para una cesárea urgente...
Hace unos minutos, ha venido otra doctora, que como el médico de antes, le ha metido la mano a bocajarro hasta el fondo para meterle otra banda, si no para hacer todo un tunel de salida, que como no le pongan luz, creo que nuestra pequeña no se atreverá a cruzar, por la cantidad de monstruos que ha notado asomarse.
LEER MÁS...

111 Escurir el bulto

Tras largas horas de espera en ayunas y olvidados en la habitación, por fin ha venido una enfermera a buscarnos. Nos ha llevado a la consulta de otro médico diferente que nos ha explicado nuevamente lo que iban a hacerle y porqué. Parece que vamos a tener que esperar otro día más.
Según el nuevo tacto que le han practicado, sigue sin haber dilatación. Así que por el bien de la madre y de la niña, antes de forzar la cesárea, van a ponerle otra banda para ver si dilata algo y en todo caso, ya mañana le administrarán la oxitocina, con la que según dice, el parto se iniciará seguro.
Pero sin duda, ya le tocará el turno a otro médico. Aunque con toda seguridad sea por el bien de todos, también da a pensar que se la van quitando de las manos hasta que caiga en las de alguien que no tenga escapatoria. Sólo espero que de verdad caiga en buenas manos, sea quien sea el médico que finalmente la asista en el parto, haya o no cesárea.
Mientras tanto, seguimos ahora en otra habitación diferente, destinada a la dilatación, que como la de ayer, no tiene ventanas por las que pueda entrar la luz natural y está apartada de los pasillos por los que pueden circular los visitantes.
Menos mal que tenemos un libro que leer cada uno y a mi el móvil me permite el contacto con el exterior, pese a que la mayor parte del tiempo lo tengo en silencio o fuera de línea.
Los latidos monitorizados del corazón de la niña inundan la estancia como si se tratase de algun motor submarino.
LEER MÁS...

martes, 12 de julio de 2011

110 Puede alargarse unos días más

Nos han dicho que esta noche nos subirán a la planta de maternidad y mañana pueden volver a intentar lo de la "banda" llegando a ponerle la oxitocina el jueves, que es cuando cumple las 42 semanas.
Mientras tanto, aquí estamos los dos encerrados en esta pequeña habitación y visitados constantemente por una amable matrona y una simpática médico, mientras todos nuestros familiares y compañeros de trabajo aguardan saber alguna noticia sobre el estado de la madre o la evolución de un parto que no llega.
En otras habitaciones o salas contiguas, podemos oír algún gemido de las mujeres a las que ya les ha llegado el momento. Al principio estábamos solos, pero hay que ver la cantidad de mujeres embarazadas que conocemos o que hemos coincidido en monitores o en las clases de preparación al parto.
LEER MÁS...

109 Tic-tac

Hemos pasado a una habitación del paritorio en la que le han vuelto a colocar dos sensores, que son los famosos monitores. Uno mide los movimientos del bebé y otro las contracciones. "Esta más verde...", ha vuelto a decir la médico. Una matrona de carácter amable y apacible, nos ha explicado que vamos a ir viviendo a lo largo del día, dado que el parto inducido ha de estar completamente monitorizado.
Primero le han introducido "a pelo y hasta el fondo" una "banda", que no es otra cosa que una gasa impregnada en algún tipo de sustancia que iniciará las contracciones. Es posible que con esto ya se pudiese iniciar el parto por si sólo.
De no iniciarse, mañana le pondrán un suero con oxitocina, que con eso, según dicen, las contracciones serán seguras y hay más probabilidades de que el parto se produzca por si sólo, aunque no por ello deje de ser necesaria la cesárea, que si ha de haberla, la habrá.
Después le han buscado las venas para ponerle una vía. Han empezado pinchando el brazo izquierdo. Una vez y nada. Han tenido que volverle a pinchar un poco más arriba para intentar ponerle la vía en el mismo brazo. No ha habido suerte. Han tenido que pincharle el otro brazo, que tras escaparse un pequeño chorro de sangre, por fin ha podido conectar la vía. Yo estaba al lado, presenciando la escena sintiendo pena por esta tortura y cuanto le espera. El calor se hace notar. Empiezan a caer las gotas de sudor por mi frente. Menos mal que mi mujer ha traído un abanico, que no creo que acabe soportando el trajín al que voy a someterle. Sólo espero que no me dé ningún golpe de calor o mareo que me lleve a desplomarme, porque no me he traído el casco.
Las horas pasan en esta habitación en la que la máquina a la que está conectada emite los latidos del corazón de la niña y que junto con la tenue luz, nos envuelven en un clima de sopor.
LEER MÁS...

108 Empieza la cuenta atrás

El momento está cada vez más cerca. No será un parto espontáneo que sobreviene porque las contracciones así lo han ido anunciando o cuando menos te lo esperas. Está más o menos programado y si la niña no se decide a salir, o no cabe por la puerta, está claro que habrá que sacarla, porque dentro no puede quedarse.
Hemos tenido tiempo a lo largo de estos meses de ir haciéndonos a la idea de que nuestras vidas van a cambiar por completo, aunque tal vez no alcanzamos a imaginar hasta dónde.
Parece que los dos estemos en calma, pero los nervios se van retorciendo en nuestro interior. Tal vez ha sido la ansiedad la que me ha llevado también a comer más de lo necesario. Ella no dice nada. Se dirige en silencio hacia el lugar de ingreso. Las últimas noches han sido inquietas para los dos, pero cada uno por su lado, con sus nervios, tratando de hacerse a la idea de cuantas cosas puedan suceder llegado el momento. Una vez más, esperemos que todo vaya bien, tanto para la madre como para la hija. Queremos estar juntos, en silencio el uno al lado del otro, pero nuevamente a la entrada del paritorio, hemos tenido que separarnos.
LEER MÁS...

viernes, 8 de julio de 2011

107 La niña no quiere salir

Ayer nuevamente fuimos a monitores. Aún sigue verde. Nos tocó una médico diferente, que también parecía amable y atenta: "¡Qué!. ¿La niña no quiere salir!". Nos dijo que habría que provocarle el parto la semana próxima. Mi mujer nuevamente tuvo que despatarrarse para que le practicase el tacto vaginal. Suponiéndose que por ser mujer, conocería bien la sensibilidad de la zona, pero no, en este momento fue un tanto más basta que el médioco que nos había atendido la semana pasada. No sabemos si en realidad pretendería sacarle la niña de un tirón o provocarle algun tipo de estimulación para inducirle ya el parto. Le hizo una nueva ecografía, con las que cada vez me resultan más difíciles de ver algo en ellas que no sean sombras informes. Finalmente nos dijo que no creía que la niña pesase tanto como nos habían dicho la semana anterior. Le dieron hora para ingresar la semana que viene y le pondrían una banda para ir estimulándo la dilatación y según le fuese, ya le pondrían la oxitocina al dia siguiente, con lo que añadió que la mayoría de mujeres tienen el parto por si mismas sin necesidad de cesárea. ¡Pero quien sabe!. Esperemos que así sea.
Dijo que ese mismo día que ingresaba, ella tenía turno, así que nos volveríamos a ver, claro está, si a lo largo del fin de semana no se pusiese de parto.
LEER MÁS...

jueves, 7 de julio de 2011

106 Los otros si y nosotros aún no

Cuando damos algún paseo por la ciudad, siempre encontramos a alguna de las mujeres que iban con mi mujer a las clases de preparación al parto. Las vemos ya con el carrito paseando a sus hijos recién nacidos. A nosotros parece que no nos quiere llegar la hora.
Conocemos a otras dos parejas que cumplían de fecha como nosotros y ya lo han tenido. ¡Parece que la chiquilla no quiere salir!. "¡Con lo a gustito que estará ahí dentro y el calor que hace aquí fuera!", nos dicen algunos amigos.
Posiblemente el día menos esperado, nos llegue el turno. Esperemos que haya calma y no nos dé ningún sobresalto.
LEER MÁS...

miércoles, 6 de julio de 2011

105 Desesperados

Esto parece que se alarga y que el parto no llega. Todo el mundo está expectante. Cualquier llamada que hagamos a algún familiar amigo o compañero de trabajo, y ya creen que ha nacido la niña. Si por el contrario, son los demás quienes nos llaman y por no oír el teléfono y no contestarles, se piensan que ha pasado algo o que ya ha dado a luz. La llaman a ella; me llaman a mí.
Algunos nos llaman sorprendidos porque aún no les hemos avisado, pero pronto quedan informados de que en realidad aún no ha nacido. ¡Cómo si creyesen que la niña ya habría nacido y no les hubiésemos llamado!.
Parece que tengan más ganas los demás de que nazca que nosotros mismos. Esperemos que llegue el momento y de la manera más natural posible. Mi mujer dice que nacerá en un día impar. ¡Ahora veremos!. Lo que está claro, que como mucho, en seis días más, como no salga por su cuenta, van a inducir el parto. Esperamos que no sea necesaria la cesárea.
LEER MÁS...

martes, 5 de julio de 2011

104 Parto de conveniencia

Hasta hace pocos días, mi sobrina, que aún iba al colegio, no quería que mi mujer diese a luz, porque iba a recogerla y cuando llegaba a casa, se bañaba en la piscina junto con sus dos vecinas. Mi cuñado también decía que se esperase unos días porque se iba a Portugal. Mi hermano se va mañana de viaje y en volver, se va de vacaciones, así que esperaba que la niña naciese antes de que él se fuese.
"Dales una agenda y que te marquen los días que a cada uno les viene bien que nazca", decía uno de mis amigos cuando le comenté lo que nos decían sobre la fecha del parto.
Normal que con tanta gente mandando, antes de que siquiera haya nacido, la niña tenga miedo de salir.
LEER MÁS...

domingo, 3 de julio de 2011

103 Pasión por el rosa

Si es niña, parece que no existe otro color con que vestirla que el rosa. Si es niño, toca el azul. ¡Con la de colores que hay!. A ninguno de los dos nos gusta el rosa y quitando la ropa que hemos "reciclado" de nuestras sobrinas, si algo le han comprado para que estrene, es… ¡Rosa!, ¡Rosa!, ¡Rosa!... ¡Nooooooooo!.
Y después le regalarán tacones, pintauñas o pintalabios de juguete, cocinitas y muñecas o carritos de bebé… ¡Aaaaag!. ¡Juguetes completamente sexistas!. ¡Que eso ya no se lleva!. Parece que tendremos que hacer una lista de recomendaciones, pero en todo caso, casi me parece preferible que no le compren nada.
LEER MÁS...

102 Estamos verdes

Cuando ha salido de monitores, he ido corriendo al lavabo antes de que volviesen a llamarla para que pasase a consulta con el ginecólogo.
Tan pronto había entrado a monitores, le dijeron que iban a tardar entre 30 y 40 minutos. Enseguida pensó en mí, que estaría todo ese tiempo esperando fuera. ¡Ya podrían haber avisado antes de entrar!
Según me contó después, las enfermeras le pusieron unas ventosas con electrodos para ver por un lado los movimientos del bebé y sus latidos, por otro las contracciones y los latidos de la madre. Le atendió una enfermera también muy simpática. Al parecer, movimientos del bebé había muchos, pero contracciones había muy pocas.
Después pasamos al ginecólogo. Es el último que nos atendió en las ecografías. A su lado estaba el enfermero que la hizo pasar a monitores y que renegó por estar de portero. Nos explican que está en la semana 40 y no puede pasar de la 42. Esperarán como mucho a la 41 y 3ó 5 días más, y si no, le inducirán el parto.
A continuación le pide que se quite la parte de abajo y ¡Alá!. ¡A exponer el "chocho" una vez más!. Le mete los dedos con la crema justita para ver si ha dilatado algo, pero no es así. A continuación le hace una ecografía que también se ve fatal, y nos dice que la niña pesa aproximadamente unos 3,8Kg. ¡Casi nada!. "Bueno, tu eres alta y esto es orientativo", acaba diciéndole el médico ante la cara y el gesto de sorpresa de ella. Finalmente nos dan cita para la semana siguiente.
LEER MÁS...

sábado, 2 de julio de 2011

101 Todo se junta una vez más

Mientras estaba fuera esperando en paritorio el día en que teníamos monitores, me llamaron del acogimiento familiar para ver nuestra disponibilidad para este verano.
¡Será por niños en casa!. Una viene de camino, mientras mi sobrina y las dos vecinas también se pasan las horas en nuestra casa, jugando, bañándose en la pequeña piscina que hemos instalado en la terraza. Hemos de esperar un poco para seguir con el acogimiento familiar a ver cómo nos va con la paternidad. Es algo que hemos continuado hablando y que no vamos a descartar. A mí también me hace ilusión. Además siempre me gusta tener gente en casa. Ella tiene claro que también quiere acoger a un niño antes que pasar por otro embarazo.
LEER MÁS...

viernes, 1 de julio de 2011

100 A monitores

Hoy cumple mi mujer, según los datos de la última regla. Esta mañana teníamos monitores. Preguntamos a la entrada del paritorio y una enfermera o lo que quiera que fuese, con cara de muy pocos amigos, nos dice: "calculo que os llamarán". Un ratito esperando y nos ha llegado el turno. Sale quién sabe quién un poco indignado porque no hemos llamado al timbre y se retrasa su trabajo: "el papi se queda fuera", me ha dicho tan pronto me he levantado del asiento en la sala de espera. ¡Pues si que empezamos bien!. Me sigo sintiendo un absoluto marginado ante el embarazo.
Pasan los minutos. Yo en la sala de espera. ¿Qué le estarán haciendo ahí dentro?. ¿Tardarán mucho?. Sea lo que sea, no tendré ninguna capacidad de decisión ni tampoco para observar sus movimientos, u oír los detalles necesarios ante la llegada del parto.
Mientras tanto, he de seguir haciéndome más a la idea de que el momento está cerca. Estoy tranquilo y espero poder estar a su lado en todo momento, dando la talla, que es lo que se espera del marido, cuya participación parece que se debe únicamente a un ratito de placer y una minúscula célula espermática. Lo demás parece sólo cosa de mujeres, que siguen teniendo la más absoluta exclusiva, por mucho que quieran vender la moto con eso de que la participación del padre es importante.
Por si fuera poco, empiezan a llegar las ganas de ir al baño a orinar, pero temo ir y que salgan a llamarme para pasar y no me encuentren. ¡Lo que me faltaba!.
LEER MÁS...