jueves, 17 de marzo de 2011

066 Vida interior

El bebé no para de moverse, sobre todo, después de comer. Debe ser algo sorprendente sentir esa vida moviéndose en tu interior, pero es todo un privilegio que corresponde únicamente a las mujeres. Me parecen unas afortunadas, aunque mi mujer no parece que lo crea así, sobre todo por cómo afecta a su condición física o las incomodidades o malestar que le produce. La mayoría nos dicen que ellas han estado encantadas, pero también me he topado con alguna que como ella, se le hizo algo pesado.
Tiene ganas de tenerla fuera y acogerla entre sus brazos y verle la cara, pero mientras, hay que aguantarla dentro. Aún quedan unos meses y la barriga no para de crecer y la aguja de la báscula sigue subiendo.
A menudo me pide que le diga algo al bebé, porque según hemos leído, se dice que puede oír y reconocer mejor la voz grave del padre, pero la mayoría de las veces me siento forzado y no sé qué decirle, como si aún no me hubiera hecho a la idea de que voy camino a ser padre.
¡Empezamos a hacernos mayores!. Quizá la vida nos trae hijos para que no envejezcamos tan deprisa, porque de algún modo, nos obligan a actualizarnos, a movernos, sino, nos iríamos sosegando más, acomodándonos, cerrando nuestras mentes tendentes a la estabilidad, más que hacia el cambio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario