miércoles, 12 de enero de 2011

042 Van a comerme por los pies

Se pasa el día comiendo, cada vez más. Acaba de comer y en media hora vuelve a tener hambre. Ahora unos palillos; ahora un poco de fruta; ahora un yogur... También bebe más de lo habitual de los 24 litros semanales de agua embotellada que consumíamos, hemos pasado a utilizar 36 litros.

Así también la compra semanal se ha ido incrementando. Entre la subida de precios y nuestra voracidad, acabaremos por no llegar a fin de mes. ¡Y eso que aún no tengo que comprar pañales o papillas!.

Yo también parece que tengo más hambre últimamente, como si me solidarizase con ella o igualmente estuviese gestando. Pronto tendremos la visita con la matrona. A ver que nos dice, y a mí, porque no me pesa, que si no... Entre el sedentarismo que empieza a arrastrarnos, la voracidad y comer solidariamente con ella a casi todas horas y las comilonas Navideñas que hace poco han quedado atrás, también he alcanzado mi máximo histórico de peso.

Pero a ella no se le nota, y menos vestida. No parece que esté embarazada. Cuando esa barriga empiece a crecer de verdad y a demandar alimento, ¡tendré que pedir un crédito!. Una de mis compañeras de trabajo dice que no me apure, que quitando un poco de aquí y otro de allá, seguro que nos las apañamos. ¡Pero si nosotros vivimos al día!. No salimos a cenar, ni a tomar café o a desayunar en algún bar; no vamos de copas, ni compramos ropa, incluso hemos dejado de ir al cine; tampoco comemos emperador o ternera, ni tenemos caprichos culinarios.

¡Creo que acabaremos comiéndonos al perro!

No hay comentarios:

Publicar un comentario